Entre individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la Paz" - Lcdo. Benito Pablo Juárez García

Transcripciones del IIDH - 3. Seguridad de la salud

La información recopilada por CEPAL, en el marco de los Objetivos del Milenio, se centra en los siguientes aspectos relacionados con la salud: la mortalidad de personas menores de 5 años, la salud materna, el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
Mortalidad de niños y niñas menores de 5 años. En lo que respecta a la mortalidad de niños y niñas menores de 5 años, en la primera década del siglo actual se redujo la tasa de mortalidad de este segmento de la población y mejoró el acceso al agua potable en virtualmente todos los países de la región. Sin embargo, la tasa de mortalidad en personas menores de cinco años sigue siendo muy alta en varios casos (especialmente Bolivia, Guatemala, Honduras y la República Dominicana), y en otros (Bolivia, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Perú y la República Dominicana) más de 10% de la población carece de acceso a agua potable. Además, la malnutrición infantil afecta a más de un quinto de las personas menores de cinco años en siete países (Estado Plurinacional de Bolivia, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y Perú). En suma, en 10 de los 18 países de la región, la población sufre de una o más carencias que van desde las más básicas al desarrollo físico pleno (PNUD-OEA, 2010).
Los países con mayores riesgos de mortalidad infantil también son aquellos con menores ingresos, con menor proporción de mujeres alfabetizadas, con menor acceso de la población a agua potable y saneamiento básico y con menor gasto público en salud. Estos factores son determinantes de la alta mortalidad infantil en la región, explican la variabilidad regional y ponen de manifiesto que la alta mortalidad infantil en la región es el resultado de fallas o baja inversión en programas y políticas sociales y ambientales que, aunado al bajo gasto público en salud, tornan la situación social más desigual. Hay pues una condición perversa en muchos de los países con alta mortalidad infantil: a los problemas sociales no resueltos se suma una baja inversión en salud que resulta en una política de salud que no invierte en la prevención de enfermedades, ni en la promoción de la salud y mucho menos en la expansión de la cobertura de los servicios de salud basados en atención primaria (CEPAL, 2010).

Salud materna. La mortalidad materna, así como la morbilidad asociada a sus factores determinantes, son graves problemas de salud pública que manifiestan algunas de las más profundas desigualdades en las condiciones de vida. Reflejan el estado de salud de las mujeres en edad reproductiva y los servicios de salud y la calidad de la atención a que tienen acceso, tales como anticonceptivos, control prenatal, atención calificada del parto y atención de emergencias obstétricas, cuya ausencia acarrea defunciones y daños a la salud que podrían evitarse mediante un adecuado control prenatal y una atención de calidad del parto, del puerperio o de las complicaciones que aparezcan posteriormente (CEPAL, 2010).
Las razones de mortalidad de los países de la región son muy diversas, y las tendencias divergentes: mejoran en algunos países y empeoran marcadamente en otros. Los niveles del grupo formado por la Argentina, Chile, Costa Rica, Cuba, Puerto Rico y el Uruguay son inferiores a 50 muertes por cada 100.000 nacimientos. El resto presenta razones que oscilan desde 56 en México hasta el valor extremo de 630 de Haití. Se trata de un cuadro muy desfavorable con respecto a las regiones desarrolladas, cuyas tasas de mortalidad materna no superan las 10 muertes por cada 100.000 nacidos vivos. En cuanto a las causas de la mortalidad materna, la información entregada por los países evidencia que las causas obstétricas directas fueron responsables de casi el 80% de las defunciones maternas (78%), destacándose en este grupo: la enfermedad hipertensiva (23%), la hemorragia del embarazo, parto y puerperio (18%), el aborto (11%), la sepsis y otras infecciones puerperales (5%) . El grupo restante obedeció a complicaciones del embarazo, parto y puerperio (21%) y a causas no especificadas (2%) (CEPAL, 2010).
Un problema particular muy importante es el que se relaciona con los altos índices de embarazos adolescentes. Las adolescentes tienen más dificultades que las mujeres adultas para articular sus roles productivos y reproductivos y carecen de oportunidades adecuadas para ejercer sus derechos reproductivos. Además, el embarazo adolescente es a la vez causa y producto importante de las desigualdades socioeconómicas, étnicas, generacionales y de género. La mayoría de estas madres se encuentra en una situación de exclusión y marginación, y sus hijos e hijas tienen altas probabilidades de continuar inmersos en esta dinámica, perpetuando así la transmisión intergeneracional de la pobreza. Es importante destacar que la prevención de los embarazos no deseados por sí sola podría evitar aproximadamente una cuarta parte de las muertes maternas, incluidas las ocasionadas por abortos clandestinos (Naciones Unidas, 2007, citado por CEPAL, 2010). 
VIH/SIDA. La prevalencia regional del VIH en la población adulta (de 15 a 49 años) se estimó en un 0,6% (ONUSIDA/OMS, 2009) en 2008. En 2001, el total estimado de nuevas infecciones por el VIH fue de 150.000. En 2008 se registró un total de 170.000 nuevas infecciones, lo que llevó el número de personas que viven con VIH a un estimado de dos millones. En 2001, el estimado de nuevas infecciones por el VIH en niños fue de 6.200 y en 2008 se registraron 6.900 nuevas infecciones en niños. La epidemia aún no se ha detenido ni tampoco revertido. Al contrario, el riesgo de una mayor expansión de la infección, incluso entre mujeres, jóvenes e indígenas, está presente (CEPAL, 2010).
Paludismo. La incidencia del paludismo en América Latina y el Caribe es muy inferior a la de las regiones más afectadas del mundo. Sin embargo, en 21 de los 35 países y territorios miembros de la OPS/OMS hay zonas en que el paludismo se transmite activamente, estimándose que 284 millones de personas están —en diverso grado— expuestas a contraerlo. En 2008 hubo 560.888 casos en la región, es decir, un 53% menos que en 2000 (CEPAL, 2010).
Tuberculosis. La incidencia de la tuberculosis ha venido reduciéndose desde los años ochenta y se espera que la tendencia se mantenga hasta 2015. En 2008, los países de América Latina y el Caribe notificaron 218.249 casos nuevos, 119.862 de ellos de tuberculosis pulmonar con baciloscopía positiva, una forma de grave pronóstico para la persona enferma y para la población por el alto riesgo de muerte y de contagio a la comunidad si no es tratada (OMS, 2009). El 77,3% de los casos declarados de tuberculosis pulmonar de baciloscopía positiva afectó a personas de entre 15 y 54 años, con predominio de hombres respecto de mujeres (1,7 hombres por cada mujer). Se advierte que afecta a personas en etapas productivas de la vida, con graves repercusiones económicas para las familias y la sociedad. (CEPAL, 2010).
Otras amenazas a la salud. En la región se han dado graves acontecimientos de salud pública en el 2009 y 2010 como la pandemia de gripe AH1N1, el devastador terremoto de enero de 2010 en Haití, la epidemia del cólera que ha afectado a este país. Según datos de OPS (2010), el Ministerio de Salud de Haití ha notificado 18.382 casos de cólera hospitalizados y 1.110 muertes debidas a esta epidemia en todo el país. Esto incluye 1.515 casos hospitalizados en el departamento Norte. La tasa de mortalidad oficial para los casos hospitalizados en esta zona está cerca del 7,5%

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