Entre individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la Paz" - Lcdo. Benito Pablo Juárez García

SERIE VIOLENCIAS: Deforestación y esperanza de vivir bien - Por los Legendarios de la PN

INTRODUCCIÓN

La esperanza de crear conciencia ecológica es un árbol que empieza a crecer.
Miles de pájaros han perdido su hogar. Y sus cantos envuelven nostalgias de un tiempo saludable, de aire puro, de flores aromadas. El paisaje verde de muchos bosques está cambiando.

Los montes naturales son perseguidos por el fuego y las motosierras. La deforestación masiva no solo les cortó a los pájaros la libertad de volar y les privó de vivir en su rama favorita, sino también esta dejando sin oxígeno al hombre. El panorama es desolador en algunos lugares, pero siempre las esperanzas renacen, cómo los arbustos que se niegan a morir, aún escuálidas, sus hojas a la vera del camino.

¿QUE ES LA DEFORESTACIÓN? 

Entiende por deforestación el desmonte total o parcial de las formaciones arbóreas para dedicar el espacio resultante a fines agrícolas, ganadero o de otro tipo. Esta concepción no tiene en cuenta ni la pérdida de superficie arbolada por desmonte parcial, ni el entresacado selectivo de maderas, ni cualquier otra forma de degradación. 

 
   
La deforestación es un proceso provocado generalmente por la acción humana, en la que se destruye la superficie forestal. Está directamente causada por la acción del hombre sobre la naturaleza, principalmente debido a las talas o quemas realizadas por la industria maderera, así como para la obtención de suelo para la agricultura y ganadería.

CAUSAS DE LA DEFORESTACIÓN
·  
  •      La industria maderera
  •      El Estado también ha apoyado el desarrollo de una industria maderera de tipo extractivo, cuyas operaciones ni siquiera han sido efectivamente controladas, lo cual ha dado lugar a importantes procesos de deforestación y degradación de bosques.
  •      Sin embargo, la industria maderera también debe ser responsabilizada de los efectos indirectos de sus acciones, en particular por la apertura de vías de comunicación y la activa promoción de la tala de bosques por parte de colonos y pueblos indígenas, con el objetivo de abaratar sus costos de extracción, como veremos al analizar el tema siguiente.
  •      La apertura de carreteras
  •      La apertura de carreteras es reconocida internacionalmente como una de las causas más importantes de deforestación. En efecto, las carreteras son las vías de penetración a áreas boscosas hasta entonces protegidas por su difícil
  •      La apertura de líneas sísmicas y de caminos por parte de la industria petrolera ha tenido el mismo efecto, en cuanto a posibilitar la invasión de áreas boscosas por parte de los colonos.
CONSECUENCIAS DE LA DEFORESTACION
  
  •  Uno de los impactos más notorios se ha manifestado en la pérdida de recursos hídricos una de las principales funciones de los bosques es la de producir agua.
  • La pérdida de biodiversidad. en la cantidad de mariposas y aves, debido tanto a los procesos de deforestación como a la caza indiscriminada para mercados del exterior dada la cantidad de especies endémicas en todas las regiones, esto puede derivar en la extinción de numerosas especies,  (no tenemos derecho a hacer desaparecer especies).
  • La deforestación también afecta gravemente a los suelos, puesto que la desaparición de la cubierta forestal favorece la erosión, que a su vez contamina y degrada los cursos de agua, afectando a su vez a la flora y fauna que allí habita . La erosión, sumada a la pérdida de recursos hídricos, deriva en procesos de desertificación.
  • Otra consecuencia de la deforestación es la desaparición de sumideros de dióxido de carbono, reduciéndose la capacidad del medio de absorber las ingentes cantidades de este gas causante del efecto invernadero, y agravando el problema del calentamiento global.
  • La deforestación contribuye al cambio climático
  • La mayoría de la gente cree que el calentamiento del planeta obedece a la combustión de petróleo y gas, pero, en realidad, la deforestación emite del 25 al 30 por ciento de los gases que crean el efecto invernadero, -unos1 600 millones de toneladas-, liberados a la atmósfera todos los años.
COMO SOLUCIONAR ESTE PROBLEMA
 
  • No hay que dejar de lado el papel que jugamos nosotros, los jóvenes, ya que somos los llamados a generar ideas que en un futuro cercano lleven a una solución de este problema. Además serviremos como creadores de conciencia en nuestro círculo cercano y en nuestras futuras generaciones.
  • ·Conservando los bosques y utilizándolos racionalmente, sin destruir las especies más valiosas y dejando que se regenere con sus propias semillas.
  • Para proveer leña y otros productos forestales, se debe sembrar árboles de rápido crecimiento, que se puedan aprovechar en pocos años. También se puede plantar árboles entre los cultivos.
  • Otra forma de solucionar este problema sería los sistemas agroforestales, que son aquellos en los que se mantienen ciertas especies de árboles y se realiza un cultivo o ganadería asociado el campesino obtiene una renta sin destruir, preservando el medio ambiente.
  • La deforestación es un hecho que ocurre y que seguirá ocurriendo especialmente si las autoridades mundiales no toman las medidas necesarias para provocar un cambio.
  • Debemos tener conciencia que al talar un árbol debemos cultivar otro en su lugar, hacer por lo menos a nuestro alrededor la tarea de reforestar en los lugares que aún se pueden salvar.

“Todas estas pérdidas de suelos, agua, flora y fauna empeoran la calidad de vida de la mayoría de la gente, sin que ni siquiera obtengan los beneficios derivados de esta destrucción, que quedan en las manos de unos pocos.”

Por: Los Legendarios de la PN

SERIE VIOLENCIAS EN: Violencia doméstica e Inprudencia - Por las Damas y los Caballeros de la Paz

La violencia intrafamiliar es un fenómeno de ocurrencia mundial en el que las mujeres y los niños son los grupos más vulnerables. Se asegura que una quinta parte de las mujeres en el mundo es objeto de violencia en alguna etapa de su vida y como consecuencia de ello presentan altos índices de discapacidad, tienen doce veces más intentos de suicidio y altas tasas de mortalidad en comparación con población que no la padece.
La violencia intrafamiliar no siempre resulta fácil de definir o reconocer. En términos generales podríamos designarla como el uso deliberado de la fuerza para controlar o manipular a la pareja o al ambiente más cercano.  


Se trata del abuso psicológico, sexual o físico habitual. Sucede entre personas relacionadas afectivamente, como son marido y mujer o adultos contra los menores que viven en un mismo hogar.  
La violencia intrafamiliar no es solamente el abuso físico, los golpes, o las heridas. Son aún más terribles la violencia psicológica y la sexual por el trauma que causan, que la violencia física, que todo el mundo puede ver. Hay violencia cuando se ataca la integridad emocional o espiritual de una persona.  
La violencia psicológica se detecta con mayor dificultad. Quien ha sufrido violencia física tiene huellas visibles y puede lograr ayuda más fácilmente. Sin embargo, a la víctima que lleva cicatrices de tipo psicológicas le resulta más difícil comprobarlo.

COMO AFECTA LA IMPRUDENCIA EN LA VIOLENCIA DOMESTICA

Nos hace actuar de una manera equivocada sin medir las consecuencias y el daño que se está ocasionando a otras personas  en su aspecto físico, psicológico, sexual, etc.

CAUSAS O FACTORES DE LA VIOLENCIA DOMESTICA

Primero hay una raíz cultural histórica. Durante mucho tiempo nuestra sociedad ha sido muy machista, el hombre ha creído que tiene el derecho primario a controlar, a disciplinar con severidad, incluso a abusar de la vida de la mujer y de los hijos. Eso ha sucedido bajo la apariencia del rol económico del hombre, proveedor de la alimentación.
Otra causa de este problema son los medios de comunicación. En la televisión la violencia es glorificada, los estereotipos que nos presentan son de violencia sexual. Cuando un marido por la fuerza tiene relaciones sexuales con su esposa, eso se llama violencia sexual, porque la mujer también tiene derecho a decir que no. Si a una mujer, como yo oigo todos los días, se le insulta, se le veja, se le dice barbaridades, no se le habla y solamente se la utiliza para tener relaciones sexuales con ella; ¿Cómo va a querer estar con su marido? Tiene el derecho a decir que no, todo el derecho del mundo.

Tenemos que detener la violencia contra la mujer, sin duda. Y en la mayoría de los casos los hombres son los victimarios, de eso tampoco hay duda. El proyecto avanza en una dirección  penalizando con cárcel esta violencia  pero retrocede al penalizar también con cárcel los conflictos comunes y al reducir al hombre al papel de victimario sin salida. Lo positivo de todo esto es que sería relativamente fácil solventar estos defectos, rescatando lo mejor del proyecto para penalizar la agresión e impedir la impunidad sin penalizar, al mismo tiempo, la vida en común de hombres y mujeres, de las personas. 

La violencia puede ser estudiada desde varios enfoques:
  • Perspectiva biológica: Algunos casos de lesiones causa daños permanentes temporales o anormalidades en el metabolismo esto sucede por las distintas agresiones.
  • Perspectiva psicológica: Los padres que más maltratan son aquellos que poseen baja autoestima, los que tienen antecedentes de maltrato, los que están deprimidos, los que tienen baja tolerancia a la frustración y los dependientes al alcohol.
  • Perspectiva psiquiátrica: Los testigos y víctimas de violencia presentan altas tasas de depresión y estrés post-traumático. El abuso de sustancias y de alcohol, así como los trastornos de personalidad limítrofe o antisocial incrementan de manera considerable el riesgo de violencia. La violencia y el suicidio se han encontrado relacionados.
  • Perspectiva del contexto específico: hay diferencias en la expresión de la violencia en medios rurales y en medios urbanos.
  • Perspectiva social: Hay evidencia de que los aspectos sociales juegan papeles importantes en la expresión de las conductas violentas, uno de ellos es la trasmisión intergeneracional de la violencia.
EFECTOS
1.- Al revisar las causas de la violencia intrafamiliar también se hace importante identificar qué tipo de efectos tiene dicho fenómeno, entre los que se encuentran: la disfunción de la familia, el distanciamiento de sus miembros y las mutaciones en su comportamiento o actitudes mentales. Los efectos pueden ser clasificados en: psicofísicos y psicosociales, específicos y genéricos o generales.
2.- Los efectos psicofísicos son aquellos que producen cambios psíquicos o físicos, en un mismo acto. Los Psíquicos hacen referencia a la des valoración, baja autoestima y estrés emocional producido por las tensiones que produce el maltrato, en los empleados por ejemplo produce una baja en su rendimiento laboral ya que las tensiones emocionales dificultan la concentración.
3.- En cuanto a los físicos se manifiestan en forma de hematomas, heridas abiertas, fracturas, quemaduras, etc. En el acto sexual también se presenta violencia cuando este se produce en forma forzada, produciendo cambios en la personalidad y alteraciones en las relaciones con el violador, marido o compañero permanente o con los otros miembros de la familia.
4.- Los efectos psicosociales se dividen en internos y externos. Los primeros son aquellos que generan la marginación. La exclusión y la violación de los derechos fundamentales de la mujer y los niños. Cuando se presenta un maltrato hacia la mujer esta se ve obligada a aislarse de ciertas actividades sociales, de relaciones intrafamiliares y hasta en su propio hogar. Dentro de la exclusión se ven afectados loa niños en cuanto al afecto, puesto que una madre marginada forzosamente por la violencia intrafamiliar no puede brindar a sus hijos el amor que necesitan, lo que puede llevar a estos niños a la drogadicción, la prostitución y la delincuencia.
 
SOLUCIONES

Trabajar para mejorar la autoestima es quizás, el único modo de evitar la violencia conyugal, que lleva a hombres y mujeres a reincidir en el establecimiento de relaciones violentas, en las que ambos son víctimas de la desvalorización y el menoscabo. Los celos y las escenas, que a menudo aparecen como desencadenante de la agresión verbal y de los golpes, no son más que signos de la inseguridad y de la falta de auto aceptación y valoración de sí mismos.
Desarrollar valores éticos y morales dentro de la familia para que exista la comprensión, el respeto, para que de esta forma se suprima la violencia familiar y se respire un aire de paz, armonía y amor.

SUGERENCIAS
  • Esfuércese, sea valiente y atrévase a actuar.
  • Las mujeres, que suelen ser las que más perjudicadas, deben educarse y prepararse profesionalmente antes y después del matrimonio, pues éstas son las mejores armas para combatir la violencia doméstica. 
  • Las mujeres deben olvidarse de esos tópicos tan oídos de: “es muy violento mi novio, pero cuando nos casemos yo le cambiaré”. Por nada del mundo vale la pena vivir un infierno por haberse casado. Hable claro con su novio o marido y dele un serio “ultimátum”
  • Pida consejo a los familiares y a los expertos en este tema, sopesando sus opiniones con sus convencimientos religiosos, familiares y sociales. 
  • Maneje bien las alternativas que usted en realidad pueda realizar y el grado de responsabilidad que asuma en las soluciones.
  • Si por la violencia doméstica tiene que realizar alguna denuncia a la policía, no tenga miedo a las represalias del marido, pues la ley le ampara aunque sea indocumentada.
  • Se recomienda buscar ayuda especializada para cualquier tipo de problemas que se dé en el hogar.
CONCLUSIONES

El amor no debe doler. El amor implica confianza, protección, respeto a los gustos del otro, comunicación, caricias, ayudas al crecimiento emocional y espiritual. Consiste en compartir la vida con alegría, dialogar sobre las diferencias y preferencias, y respetar la integridad física, moral y espiritual de la persona amada

No esperemos que el problema se agrande para buscar una solución.

DAMAS Y CABALLEROS DE LA PAZ

Consideraciones sobre Seguridad Humana en el Contexto Latinoamericano segun el IIDH-PNUD

Introducción
Los desafíos a la seguridad humana varían de región a región, de individuo a individuo y se manifiestan de diferentes maneras según las especificidades culturales, de género, generacionales, étnicas, etc. Por ello, no es posible hablar de la seguridad humana en América Latina en sentido general, pues ésta depende del país, de la región, del grupo poblacional específico. No obstante, sí se puede hacer referencia al contexto latinoamericano y los grandes desafíos que se presentan, de los cuales se podrían deducir algunas amenazas críticas y generalizadas, que afectan los derechos de las personas y ponen en riesgo su posibilidad de una vida digna, libre del miedo y de la miseria.
Algunos informes recientes, relacionados con el progreso de la región hacia los objetivos de desarrollo del milenio –de CEPAL (2010)-, el desarrollo humano –de PNUD (2010)-, la agenda hemisférica para lograr el trabajo decente –de OIT (2010)- y el avance de las democracias –PNUD/OEA (2010)-, entre otros, ofrecen un panorama completo sobre los desafíos que enfrenta la región, dentro los cuales se ubican las amenazas a la seguridad humana. 

Estos informes coinciden en señalar que los dos grandes retos de la región tienen que ver con la desigualdad y la violencia. América Latina y el Caribe es la región más desigual del mundo y es donde se presentan los más altos niveles de violencia delictiva del mundo. Son dos tristes récords que tiene la región y que, definitivamente, inciden en las amenazas a la seguridad humana.
A continuación, se presentan algunos aspectos del contexto latinoamericano relacionado con la seguridad en diferentes dimensiones: económica, alimentaria, de salud, ambiental, personal, comunitaria y política, con la información que brindan los informes antes señalados. Aunque se analiza cada una por aparte, es importante recalcar la interrelación de cada seguridad (o inseguridad), por lo general ninguna de ellas se presenta en forma aislada, pues responden a fenómenos comunes y desatender una inseguridad puede generar otras vulnerabilidades.

Transcripciones del IIDH - 1. Seguridad económica

a. Pobreza
De acuerdo con las estimaciones de la CEPAL, correspondientes a 2008, la pobreza extrema en América Latina abarcaba a un 12,9% de la población, cifra que equivale a alrededor de 71 millones de personas. Este grupo forma parte de un conjunto más amplio de población pobre, cuyos ingresos son insuficientes para adquirir una canasta básica que incluye tanto productos alimenticios como no alimenticios, y que representa al 33% de la población de la región, es decir, 180 millones de personas (CEPAL, 2010).
La magnitud de la pobreza extrema, al igual que la pobreza total, presenta diferencias muy pronunciadas entre los países latinoamericanos. Las menores tasas se registran en Chile, Costa Rica y Uruguay, donde son inferiores al 6%. Niveles medio-bajos de pobreza extrema, de hasta un 15%, se presentan en Argentina, Brasil, Ecuador, México, Panamá, Perú y la República Bolivariana de Venezuela. Por su parte, el grupo de países con niveles de pobreza extrema media-alta incluye a Colombia, El Salvador, Guatemala y la República Dominicana, con tasas de pobreza extrema de entre un 19% y un 29%. Los países con las tasas más altas, que superan el 30%, son el Estado Plurinacional de Bolivia, Honduras, Nicaragua y Paraguay (CEPAL, 2010).
Es escasa la información sobre la magnitud y la evolución de la pobreza en el Caribe. El tipo de economías dominantes en el Caribe (pequeñas, abiertas y, por ende, muy sujetas a las crisis y los choques externos), con alta dependencia respecto de los países desarrollados en lo que a comercio, turismo y remesas se refiere, contribuye a la gran vulnerabilidad de los países de esa subregión. A su vez, la constante exposición a desastres naturales que sufre el Caribe constituye un importante factor que constantemente pone en riesgo los logros en materia de reducción de la pobreza, ya que la población con menos recursos es la más afectada por esos desastres (CEPAL, 2010).
Los grupos más afectados por la pobreza son: niños, niñas y adolescentes, mujeres, personas que viven en el área rural, personas indígenas y afrodescendientes, entre otros.
Niños, niñas y adolescentes. CEPAL, con base en la información recopilada, afirma que uno de los rasgos más determinantes de la pobreza es la condición de ser niño, niña y adolescente. En promedio, la incidencia de la pobreza extrema entre las personas menores de 15 años en la región es alrededor del doble de la que se registra entre los mayores de edad. Aun cuando todos los países comparten esta característica, existen importantes diferencias en cuanto a su extensión, ya que mientras en Uruguay el cociente de tasas de pobreza supera el valor de 4, en Honduras y Nicaragua no excede de 1,4, la diferencia en la incidencia de la pobreza entre dos subgrupos tiende a disminuir a medida que aumenta la extensión de la pobreza en un país. Esto se debe a que cuanto mayor es la tasa de pobreza, menos margen existe para que el perfil de los hogares pobres difiera notablemente del perfil de los hogares que no son pobres. Por tanto, no es de extrañar que los países con menor grado de infantilización de la pobreza sean justamente los que presentan mayores tasas de pobreza.
No obstante, este no es el único factor, ya que países con tasas de pobreza similares pueden presentar distintos grados de infantilización de la pobreza. De hecho, aun cuando Chile y Uruguay tienen tasas de pobreza extrema similares, en el primer país la extensión de la pobreza infantil supera en 2,1 veces a la de adultos y en el segundo la supera en 4,2 veces (CEPAL, 2010). Entre 1990 y 2008 la pobreza infantil se redujo en grado menor que la del resto de la población. Uno de cada cinco niños de América Latina es extremadamente pobre (más de 32 millones de niños) y casi la mitad son pobres, ya sea por vivir privaciones moderadas o severas. La pobreza afecta a 80,9 millones de niños en la región (CEPAL, 2010).
Mujeres. La pobreza afecta en mayor medida a las mujeres que a los hombres. La mayoría de los países de la región presenta un índice de feminidad de la pobreza superior a 1,0. Los valores más altos de este índice se presentan en Argentina, Chile, Costa Rica, Panamá, la República Bolivariana de Venezuela, la República Dominicana y Uruguay, donde la tasa de pobreza entre las mujeres equivale a 1,3 veces o más la de los hombres. Asimismo, varios países han sufrido un agravamiento de las brechas entre hombres y mujeres, destacándose Panamá, que actualmente presenta el mayor índice de feminidad de la pobreza extrema de la región (CEPAL, 2010).

Personas que residen en el área rural. La pobreza afecta en mayor medida e intensidad a la población que reside en las áreas rurales. La tasa de indigencia rural excede en promedio en 2,8 veces a la urbana y la brecha entre ambas áreas varía notablemente de un país a otro. En un extremo se sitúan Uruguay, único país en que la pobreza extrema es menor en las áreas rurales que en la urbanas, y Chile que se caracteriza por incidencias similares en ambas áreas. En el otro extremo, las áreas rurales de Panamá y Perú tienen tasas de indigencia que superan en más de 6 veces a las de las áreas urbanas.
Origen étnico. La pertenencia de la población a pueblos indígenas es una condición altamente correlacionada con la posibilidad de ser pobre. En los siete países con información disponible, la tasa de pobreza de los grupos indígenas o afrodescendientes puede exceder entre 1,2 y 6,8 veces a la del resto de la población (CEPAL, 2010).
Sin embargo, más allá de los indicadores estadísticos, que ya por sí mismos presentan un panorama preocupante, es importante recalcar -como lo hace el informe "Los derechos humanos desde la dimensión de la pobreza" del IIDH (2007)- que la condición de pobreza en que viven millones de personas es causa y efecto de las violaciones de los derechos humanos. "La pobreza es origen de violación, en cuanto es una condición, derivada de un proceso social, político y económico acumulativo, de carencias y desigualdades, que excluye a las personas extremadamente pobres del ejercicio real y efectivo del conjunto de los derechos humanos y las libertades fundamentales. (...) Pero simultáneamente, la pobreza es expresión, efecto y resultado de estructuras que han vulnerado de manera crónica esos derechos, en la medida que los sistemas políticos y socieconómicos han concentrado los beneficios del crecimiento y las políticas públicas y los recursos públicos han tendido a asignarse en mayor proporción a los más favorecidos..." (IIDH, 2007).
b. Desempleo                                      
Según datos de OIT, en la región, la tasa de desocupación abierta urbana pasó del 7,3 por ciento en 2008 al 8,1 por ciento en 2009, lo que equivale a cerca de 18,1 millones de personas trabajadoras en el área urbana sin empleo, 2,2 millones más en 2009 respecto de 2008. Esta tendencia se reprodujo con diferencias entre los países. En el Cono Sur, el mayor aumento del desempleo se registró en Chile (1,9 puntos porcentuales) y la única disminución se produjo en Uruguay (0,2 puntos porcentuales). En la subregión andina, los mayores aumentos se registraron en el Estado Plurinacional de Bolivia, Colombia y Ecuador, mientras que en Perú se mantuvo el desempleo. En lo que respecta a Centroamérica, resalta el incremento de este indicador en Costa Rica y Panamá (2,8 y 1,4 puntos porcentuales, respectivamente), mientras que en el Caribe creció en Bahamas, al pasar del 8,7 por ciento al 14,2 por ciento (el mayor desempleo en la región), superando el aumento de la tasa de desempleo de México, que pasó de 4,9 por ciento en 2008 a 6,6 por ciento en 2009. (OIT, 2010).
Personas jóvenes que no estudian ni trabajan
Según un estudio de la OIT (2008), el porcentaje de jóvenes que no estudiaba ni se encontraba en el mercado de trabajo alcanzaba el 20%  para la región. Por lo general, los jóvenes que trabajan lo hacen en condiciones y ocupacionales precarias, "solamente el 35,1 por ciento de los ocupados (15 de 43,2 millones) tienen seguro de salud y el 32,0 por ciento estaría afiliado a algún sistema de pensiones. De los asalariados (24,2 millones), solamente el 14 por ciento (3,4 millones) tiene un contrato de trabajo estable. Es decir, que un empleo estable es un privilegio para menos del 10 por ciento de los jóvenes que trabajan" (OIT, 2008). Por otra parte, el ingreso medio de un joven se sitúa en la región, en promedio, alrededor del 49,9% del ingreso medio de un adulto, según información de ese mismo organismo sobre 18 países
Al analizar por quintiles de ingreso (familiar per cápita) a los jóvenes que no estudian ni trabajan se observa una estrecha asociación de este fenómeno con la pobreza. El quintil de menores ingresos tiene una proporción del 30,1 por ciento de jóvenes que no estudia ni trabaja, mientras que en el quintil de ingresos más altos la proporción es de sólo 11,2 por ciento.
Mujeres: Precariedad laboral y pobreza
La situación de precariedad y pobreza juvenil tiene una fuerte característica en términos de género. El fenómeno está asociado a una maternidad temprana que se concentra en los hogares de menores ingresos, en los cuales las mujeres suelen dedicar más tiempo a las responsabilidades familiares y tareas domésticas.
Según otro estudio de la OIT y el PNUD (2009), "actualmente en América latina y el Caribe, más de 100 millones de mujeres participan en el mercado laboral (…). Si consideramos sólo a las que tienen entre 20 y 40 años, quienes están en etapa de crianza, la cifra aumenta a siete de cada diez (70 por ciento)" (OIT/PNUD, 2009).  Respecto a la brecha en materia de ocupación y desempleo, los datos disponibles muestran que la tasa de ocupación urbana para las mujeres mejoró entre 2006 y 2009, al aumentar del 42,5 por ciento al 44,1 por ciento. Sin embargo, el desempleo femenino continúa siendo muy alto, situándose el promedio regional en dos dígitos para todo el período.
El número de trabajadoras domésticas en el mundo se eleva a más de 100 millones, de las cuales cerca de 16 millones son mujeres latinoamericanas. Sus condiciones de trabajo están entre las más precarias y sufren serios déficit de trabajo decente. El trabajo doméstico remunerado expresa además las jerarquías basadas en la condición socioeconómica, la raza y la etnia que caracterizan a esta región. La OIT estima que en América latina el trabajo doméstico representa el 15,8 por ciento del empleo femenino (OIT, 2010).
Una de las principales causas de las inequidades de género en el mercado laboral está en la persistencia de una división sexual del trabajo que otorga a las mujeres una mayor responsabilidad del trabajo reproductivo no remunerado e incide en la distribución de los tiempos de trabajo de hombres y mujeres en las esferas productiva y reproductiva. Como resultado de esto, las mujeres enfrentan desventajas en comparación con los hombres respecto al acceso al empleo y al interior del propio mercado laboral.
Población indígena y afrodescendiente
Un estudio realizado por la OIT en 2007 muestra, respecto de ocho países, que la tasa de participación (actividad) de la población indígena y afrodescendiente, aunque aparece elevada en los países en que estos sectores tienen alta presencia, se concentra en ocupaciones más vulnerables y precarias, en especial en zonas rurales. Esta tasa de participación no supone un acceso de calidad al mercado de trabajo, sino que, dada su imperiosa necesidad de trabajar y buscar empleo, estos grupos étnicos aceptan las oportunidades que encuentran en los sectores laborales de menores ingresos. Por esta razón, en la mayoría de los países estudiados la tasa de desempleo es menor en los grupos indígenas o afrodescendientes que en la población blanca.

Transcripciones del IIDH - 2. Seguridad alimentaria

El hambre es el resultado de la inseguridad alimentaria y nutricional, y se expresa, por una parte, en el consumo insuficiente de alimentos para satisfacer los requerimientos energéticos y, por otra, en la desnutrición (CEPAL, 2010). En el caso de América Latina y el Caribe la existencia de población que no tiene acceso suficiente y oportuno a una alimentación adecuada y padece, por lo tanto, inseguridad alimentaria, no encuentra su causa fundamental en la disponibilidad global de alimentos en relación con los requerimientos nutricionales de la población, sino en la incapacidad de satisfacer las necesidades alimentarias a través del mercado, lo que deriva en gran parte de la desigualdad en la distribución del ingreso. Ello se traduce en desnutrición crónica, particularmente en niños y niñas prácticamente desde su nacimiento, con las consiguientes inequidades en la educación, lo a que su vez tiende a reproducir la desigualdad distributiva (CEPAL, 2010).
Además, en la región se presenta una alta heterogeneidad entre países y marcadas desigualdades entre grupos poblacionales en su interior. Así, aun cuando en los últimos años la producción alimentaria ha sido excedentaria en todos los países, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), hacia el trienio 2004-2006, el 8,6% de la población regional (45 millones de personas) sufría subnutrición, proporción que se habría visto incrementada de manera importante a raíz del alza de precios de los alimentos (CEPAL, 2010). 

Se estima que 7,5 millones de niños y niñas menores de 5 años de edad tienen baja talla para la edad y 4 millones tienen bajo peso para la edad. Los hijos e hijas de madres con baja escolaridad, de origen indígena o afrodescendiente y que viven en zonas rurales y urbanas marginales de los países andinos y centroamericanos son los más vulnerables (CEPAL, 2010).
Efectivamente, no todos los países tienen la misma situación: mientras casi la mitad de las personas menores de edad de Guatemala tienen cortedad de talla (desnutrición crónica) y casi un cuarto de los guatemaltecos y haitianos presentan bajo peso (desnutrición global), la primera se considera prácticamente erradicada en Chile y la segunda está erradicada en Antigua y Barbuda, Chile y Granada. En los países, la heterogeneidad es aún mayor y son más vulnerables los niños y niñas que viven en pobreza extrema, con madre analfabeta, de origen indígena y que habitan en zonas rurales de Centroamérica y los países andinos, aun cuando en términos de tamaño la población desnutrida registra un marcado crecimiento entre los sectores marginales de las grandes ciudades.
Una mirada complementaria sobre la seguridad alimentaria y nutricional es la alta prevalencia de enfermedades asociadas al “hambre oculta”, derivada del déficit de micronutrientes. El problema más frecuente es la anemia por carencia de hierro, que afecta a uno de cada tres niños menores de 5 años y supera el 50% en varios países de la región. Los déficits de vitamina A y de yodo también constituyen factores de riesgo para diversos tipos de enfermedades, algunas de ellas limitantes tanto física como mentalmente, convirtiéndose en un problema de salud pública, en tanto un 85% de los hogares de la región todavía no tiene acceso al consumo de sal yodada. (UNICEF, 2008, citado por CEPAL, 2010).
Otra característica del estado nutricional de la población regional es el progresivo aumento del sobrepeso y la obesidad, lo que hasta hace algunos años era considerado un problema exclusivo de países con altos ingresos. Acorde con el patrón de referencia del National Center for Health Statistics (NCHS), la prevalencia del sobrepeso en la región llega al 5% de las personas menores de 5 años, mientras que según el nuevo patrón OMS este afecta al 7,3% de la población menor de 5 años en la región (CEPAL, 2010).

Transcripciones del IIDH - 3. Seguridad de la salud

La información recopilada por CEPAL, en el marco de los Objetivos del Milenio, se centra en los siguientes aspectos relacionados con la salud: la mortalidad de personas menores de 5 años, la salud materna, el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades.
Mortalidad de niños y niñas menores de 5 años. En lo que respecta a la mortalidad de niños y niñas menores de 5 años, en la primera década del siglo actual se redujo la tasa de mortalidad de este segmento de la población y mejoró el acceso al agua potable en virtualmente todos los países de la región. Sin embargo, la tasa de mortalidad en personas menores de cinco años sigue siendo muy alta en varios casos (especialmente Bolivia, Guatemala, Honduras y la República Dominicana), y en otros (Bolivia, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Perú y la República Dominicana) más de 10% de la población carece de acceso a agua potable. Además, la malnutrición infantil afecta a más de un quinto de las personas menores de cinco años en siete países (Estado Plurinacional de Bolivia, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y Perú). En suma, en 10 de los 18 países de la región, la población sufre de una o más carencias que van desde las más básicas al desarrollo físico pleno (PNUD-OEA, 2010).
Los países con mayores riesgos de mortalidad infantil también son aquellos con menores ingresos, con menor proporción de mujeres alfabetizadas, con menor acceso de la población a agua potable y saneamiento básico y con menor gasto público en salud. Estos factores son determinantes de la alta mortalidad infantil en la región, explican la variabilidad regional y ponen de manifiesto que la alta mortalidad infantil en la región es el resultado de fallas o baja inversión en programas y políticas sociales y ambientales que, aunado al bajo gasto público en salud, tornan la situación social más desigual. Hay pues una condición perversa en muchos de los países con alta mortalidad infantil: a los problemas sociales no resueltos se suma una baja inversión en salud que resulta en una política de salud que no invierte en la prevención de enfermedades, ni en la promoción de la salud y mucho menos en la expansión de la cobertura de los servicios de salud basados en atención primaria (CEPAL, 2010).

Salud materna. La mortalidad materna, así como la morbilidad asociada a sus factores determinantes, son graves problemas de salud pública que manifiestan algunas de las más profundas desigualdades en las condiciones de vida. Reflejan el estado de salud de las mujeres en edad reproductiva y los servicios de salud y la calidad de la atención a que tienen acceso, tales como anticonceptivos, control prenatal, atención calificada del parto y atención de emergencias obstétricas, cuya ausencia acarrea defunciones y daños a la salud que podrían evitarse mediante un adecuado control prenatal y una atención de calidad del parto, del puerperio o de las complicaciones que aparezcan posteriormente (CEPAL, 2010).
Las razones de mortalidad de los países de la región son muy diversas, y las tendencias divergentes: mejoran en algunos países y empeoran marcadamente en otros. Los niveles del grupo formado por la Argentina, Chile, Costa Rica, Cuba, Puerto Rico y el Uruguay son inferiores a 50 muertes por cada 100.000 nacimientos. El resto presenta razones que oscilan desde 56 en México hasta el valor extremo de 630 de Haití. Se trata de un cuadro muy desfavorable con respecto a las regiones desarrolladas, cuyas tasas de mortalidad materna no superan las 10 muertes por cada 100.000 nacidos vivos. En cuanto a las causas de la mortalidad materna, la información entregada por los países evidencia que las causas obstétricas directas fueron responsables de casi el 80% de las defunciones maternas (78%), destacándose en este grupo: la enfermedad hipertensiva (23%), la hemorragia del embarazo, parto y puerperio (18%), el aborto (11%), la sepsis y otras infecciones puerperales (5%) . El grupo restante obedeció a complicaciones del embarazo, parto y puerperio (21%) y a causas no especificadas (2%) (CEPAL, 2010).
Un problema particular muy importante es el que se relaciona con los altos índices de embarazos adolescentes. Las adolescentes tienen más dificultades que las mujeres adultas para articular sus roles productivos y reproductivos y carecen de oportunidades adecuadas para ejercer sus derechos reproductivos. Además, el embarazo adolescente es a la vez causa y producto importante de las desigualdades socioeconómicas, étnicas, generacionales y de género. La mayoría de estas madres se encuentra en una situación de exclusión y marginación, y sus hijos e hijas tienen altas probabilidades de continuar inmersos en esta dinámica, perpetuando así la transmisión intergeneracional de la pobreza. Es importante destacar que la prevención de los embarazos no deseados por sí sola podría evitar aproximadamente una cuarta parte de las muertes maternas, incluidas las ocasionadas por abortos clandestinos (Naciones Unidas, 2007, citado por CEPAL, 2010). 
VIH/SIDA. La prevalencia regional del VIH en la población adulta (de 15 a 49 años) se estimó en un 0,6% (ONUSIDA/OMS, 2009) en 2008. En 2001, el total estimado de nuevas infecciones por el VIH fue de 150.000. En 2008 se registró un total de 170.000 nuevas infecciones, lo que llevó el número de personas que viven con VIH a un estimado de dos millones. En 2001, el estimado de nuevas infecciones por el VIH en niños fue de 6.200 y en 2008 se registraron 6.900 nuevas infecciones en niños. La epidemia aún no se ha detenido ni tampoco revertido. Al contrario, el riesgo de una mayor expansión de la infección, incluso entre mujeres, jóvenes e indígenas, está presente (CEPAL, 2010).
Paludismo. La incidencia del paludismo en América Latina y el Caribe es muy inferior a la de las regiones más afectadas del mundo. Sin embargo, en 21 de los 35 países y territorios miembros de la OPS/OMS hay zonas en que el paludismo se transmite activamente, estimándose que 284 millones de personas están —en diverso grado— expuestas a contraerlo. En 2008 hubo 560.888 casos en la región, es decir, un 53% menos que en 2000 (CEPAL, 2010).
Tuberculosis. La incidencia de la tuberculosis ha venido reduciéndose desde los años ochenta y se espera que la tendencia se mantenga hasta 2015. En 2008, los países de América Latina y el Caribe notificaron 218.249 casos nuevos, 119.862 de ellos de tuberculosis pulmonar con baciloscopía positiva, una forma de grave pronóstico para la persona enferma y para la población por el alto riesgo de muerte y de contagio a la comunidad si no es tratada (OMS, 2009). El 77,3% de los casos declarados de tuberculosis pulmonar de baciloscopía positiva afectó a personas de entre 15 y 54 años, con predominio de hombres respecto de mujeres (1,7 hombres por cada mujer). Se advierte que afecta a personas en etapas productivas de la vida, con graves repercusiones económicas para las familias y la sociedad. (CEPAL, 2010).
Otras amenazas a la salud. En la región se han dado graves acontecimientos de salud pública en el 2009 y 2010 como la pandemia de gripe AH1N1, el devastador terremoto de enero de 2010 en Haití, la epidemia del cólera que ha afectado a este país. Según datos de OPS (2010), el Ministerio de Salud de Haití ha notificado 18.382 casos de cólera hospitalizados y 1.110 muertes debidas a esta epidemia en todo el país. Esto incluye 1.515 casos hospitalizados en el departamento Norte. La tasa de mortalidad oficial para los casos hospitalizados en esta zona está cerca del 7,5%

Transcripciones del IIDH - 4. Seguridad ambiental

Deforestación. Según el Informe de CEPAL sobre el progreso de América Latina y el Caribe hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio, entre 1990 y 2005 América Latina y el Caribe perdió cerca de 69 millones de hectáreas de bosques, equivalentes al 7% de la cobertura boscosa regional. Esta disminuyó de un 49,1% del territorio en 1990 a un 45,6% en 2005 (CEPAL, 2010). “Las repercusiones adversas de la deforestación incluyen, entre otras, la pérdida de la biodiversidad, la desestabilización de los suelos, la perturbación del ciclo hidrológico y la merma del efecto de sumidero de CO2. Se trata de situaciones casi irreversibles que afectan la productividad en sectores importantes de la región y cuyas consecuencias sociales y económicas son significativas. La agricultura es un ámbito particularmente sensible, ya que incide de manera directa en la seguridad alimentaria” (CEPAL, 2010).
Recursos hidrobiológicos. Por otro lado, el crecimiento de la pesca y la acuicultura industrial, el cambio de hábitat y la creciente contaminación imponen una marcada presión sobre los recursos hidrobiológicos, lo que se manifiesta en la reducción de algunas de las poblaciones de peces de importancia comercial. La combinación de la pesca intensiva con otros elementos de orden ambiental podría acelerar el agotamiento de algunas pesquerías. En este contexto, el incremento y la inestabilidad de los fenómenos climáticos sin duda tendrán efectos importantes en las pesquerías regionales. Entre ellos se encuentra el posible desplazamiento de las poblaciones de peces hacia zonas de menor temperatura, con el consiguiente aumento de la disponibilidad en comparación con la baja que se produciría en los caladeros tradicionales (CEPAL, 2010).

Recursos hídricos. Otro factor importante en el ámbito ambiental se refiere a los recursos hídricos. Pese a una abundancia relativa, la región presenta importantes problemas relacionados con la disponibilidad de agua en el tiempo y el espacio y su calidad. Estos inconvenientes se verán intensificados en el actual escenario de cambio climático (CEPAL, 2010). La distribución de estos recursos es muy desigual y están sujetos a múltiples presiones, entre las que se cuentan la creciente contaminación hídrica, la degradación de las cuencas de captación y el agotamiento y uso insostenible de los acuíferos como resultado del crecimiento demográfico, el desarrollo socioeconómico y la interferencia creciente de la sociedad en el ciclo hidrológico. La gestión efectiva de los recursos hídricos ha adquirido mayor importancia a la luz de los crecientes impactos antrópicos y los efectos probables del cambio climático en la distribución e intensidad de las precipitaciones, el aumento del nivel del mar, la variación de los patrones de temperatura y sus consecuencias en los glaciares (CEPAL, 2010).
Degradación de las tierras y los suelos. Otro problema es la degradación de las tierras y los suelos de América Latina y el Caribe, es decir, la pérdida de capacidad productiva de los suelos, lo que afecta las actividades humanas y las funciones ecológicas pertinentes, comprometiendo además el potencial futuro de proveer bienes y servicios de los ecosistemas. Según el informe Perspectivas del medio ambiente (PNUMA, 2007, citado por CEPAL, 2010), un 15,7% del territorio de América Latina y el Caribe presenta algún nivel de degradación. El problema es más grave en Mesoamérica, donde afecta al 26% del territorio, mientras que en América del Sur la proporción disminuye al 14%. De acuerdo con los datos del proyecto de Evaluación mundial de la degradación de las tierras (GLADA) del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMA), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Guatemala es el país de América Latina y el Caribe que presenta la proporción más elevada de tierras degradadas respecto del total de territorio nacional (51,3%), seguido del Uruguay (49,6%), Guyana (43,4%) y Haití (42,6%) (Bai y otros, 2008) (CEPAL, 2010). 
El proceso de degradación de las tierras en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas obedece a la erosión provocada por la deforestación y el pastoreo excesivo, la sobreexplotación del suelo, la falta de rotación de los cultivos o el monocultivo y las prácticas inadecuadas de riego intensivo. Hay tierras desérticas o áridas en la cuarta parte de la región (PNUMA, 2009b citado por CEPAL, 2010). Es posible observar que últimamente estas presiones se han agudizado debido a los efectos del cambio climático. 
Contaminación atmosférica. Otro problema es la contaminación atmosférica, la cual provoca anualmente en la región un estimado de 2,3 millones de casos de enfermedades crónicas respiratorias en niños y niñas, unos 105.000 casos de bronquitis crónica en ancianos y ancianas y unos 65 millones de días laborales perdidos. La exposición a los tipos y concentraciones de contaminantes que se encuentran usualmente en las zonas urbanas se ha relacionado con un aumento del riesgo de mortalidad y morbilidad vinculado a ciertas condiciones de salud, como las enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Por otra parte, la exposición de las madres a los contaminantes del aire durante el embarazo también tendría efectos adversos en el crecimiento del feto (PNUMA, 2003, citado por CEPAL, 2010).
Sostenibilidad urbana. En América Latina y el Caribe aún viven más de 100 millones de personas en condiciones inaceptables (CEPAL, 2010). Esto genera situaciones de hacinamiento, migración de población rural hacia las ciudades, saturación de los servicios básicos. La migración entre las ciudades y el crecimiento natural de estas son los factores de mayor incidencia, aunque el cambio climático podría generar un aumento superior al previsto. En este escenario, según la CEPAL, la sostenibilidad urbana de la región afronta desafíos que van más allá de los tugurios y de las deficiencias en materia de prestación de servicios básicos directamente relacionados con la pobreza, como el acceso a la salud y la educación:
     Transporte urbano. El transporte masivo continúa siendo ineficiente e insuficiente. Esto implica altos costos de movilidad para las personas más pobres y se ha traducido en un numeroso y creciente parque vehicular privado que dificulta la circulación en las ciudades.
•      Desechos sólidos. No hay un manejo adecuado y aceptable de los desechos sólidos en las grandes ciudades de la región. Los costos sociales y ambientales directos e indirectos que resultan de esta situación son significativos y afectan en mayor medida a las zonas marginales.
•     Áreas verdes. La gran mayoría de las ciudades latinoamericanas y caribeñas no cumplen con la superficie mínima de áreas verdes per cápita recomendada por la OMS, esto es, 9 m2 por habitante y un diseño urbano que comprenda espacios verdes accesibles a 15 minutos a pie desde las viviendas. Además, en las ciudades esta superficie se distribuye de manera claramente inequitativa (CEPAL, 2010).
Eventos extremos y desastres naturales. Producto del cambio climático, en América Latina y el Caribe ha aumentado la ocurrencia e intensidad de sucesos extremos y catástrofes derivados de fenómenos naturales. Los cambios en materia de sucesos climáticos extremos son motivo de especial preocupación en el Caribe, cuyos desastres de origen meteorológico como inundaciones, sequías y ciclones tropicales afectaron al mayor número de personas del mundo entre 1950 y 2007. En las tres últimas décadas, la región del Caribe ha registrado pérdidas directas e indirectas del orden de 700 a 3.300 millones de dólares debido a desastres relacionados con los fenómenos de la naturaleza (CEPAL, 2010). En el 2010 se produjeron dos terremotos devastadores en la región: el primero en Haití en el mes de enero y el otro en Chile en el mes de febrero, las pérdidas humanas y materiales han sido muy importantes y el proceso de recuperación costoso y lento, particularmente en Haití por sus altos índices de pobreza.
Los países de América Latina y el Caribe corren un alto riesgo de sufrir desastres naturales. La región es vulnerable a erupciones volcánicas, sismos, fuertes lluvias que derivan en inundaciones y deslizamientos de tierra, tormentas tropicales, huracanes, incendios forestales y sequías. El riesgo del impacto de los desastres naturales aumenta ante la presencia de asentamientos urbanos construidos en zonas sísmicas, en laderas de montañas con alto riesgo de deslizamientos de tierra o en las márgenes inundables de los ríos.
El cambio climático incidirá en todos los países, trayendo consigo una radicalización de los fenómenos climatológicos, particularmente las inundaciones, los huracanes y las sequías.
Powered By Blogger